lunes, 21 de febrero de 2011

El proceso (2)

Aunque la Cronología me ocupó unas treinta cuartillas, la trama de El Heraldo de los Dioses apenas si era una, pero cuando desarrollé el argumento que se desprendió de ella, no pude parar hasta las cuarenta cuartillas de letra menuda y apiñada enclaustrada en una cuadrícula que entonces se me antojó como inspiradora.
Recuerdo en especial que finalizando su escritura, un domingo por la tarde me quedé sin hojas, y tuve que ir a ver a mi primo para pedirle que me prestase algunas, pero como "tenían" que ser de un cuaderno de anillas y de una determinada pauta para que cuadrase con el resto (maniático que era y es uno), tuve que aguantarme hasta el día siguiente para comprar un cuaderno en la papelería.
Salvado ese problema, en pocos días estuvo finalizado lo que para mí era la próxima obra maestra de la literatura, no sólo en el campo de la ciencia ficción y la fantasía, sino de La Literatura. Así, con mayúscula.
Ahora tocaba releer lo escrito y empezar a discernir la paja del grano, y viceversa.

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